El mandala, palabra sánscrita cuyo significado literal es
círculo, es una representación simbólica y arquetípica del universo según la
antigua cosmología budista. Está constituida por un conjunto de figuras y
formas geométricas concéntricas; representa las características más importantes
del universo y de sus contenidos. Su principal objetivo es fomentar la
concentración de la energía en un solo punto durante la meditación.
Los mandalas son utilizados desde tiempos remotos. Tienen su
origen ancestral en la India (imágenes y meditaciones budistas) pero pronto se
propagaron en las culturas orientales, en los indígenas de América y en los
aborígenes de Australia. La mayoría de las culturas poseen configuraciones
mandálicas, frecuentemente con intención espiritual: la “mandorla” –almendra-
del arte cristiano medieval; ciertos “laberintos” en el pavimento de las
iglesias góticas, los rosetones de vitral de las mismas iglesias góticas…
En la cultura occidental, fue Carl G. Jüng (1875-1961) quien
los utilizó en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de
individualidad en los seres humanos. Jüng solía interpretar sus sueños
dibujando un mandala diariamente, en esta actividad descubrió la relación que
éstos tenían con su centro y a partir de allí elaboró una teoría sobre la
estructura de la psique humana.
Según Carl Jüng, “los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente”. Afirmó que el arquetipo de estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el subconsciente colectivo.
Para Jüng “el mandala es una forma arquetípica”, de ahí que
aparezca en diferentes culturas lejanas entre sí, considera que la comprensión
del arquetipo puede resultar curativa.
Justificación Psicoevolutiva
Siguiendo a Piaget, Wallon y Erikson, entre otros, el niño
pasa por varios estadios de desarrollo hasta convertirse en adolescente y
finalmente adulto. No hay homogeneidad en las clasificaciones, pero si en la
denominación de tres fases de desarrollo: infancia, niñez, adolescencia. Son
tres tipos de inteligencia distintas, tres maneras de abordar la realidad.
Para Jean Piaget (1896-1980), prestigioso psicólogo
conductista, todo el desarrollo de la inteligencia está en un proceso de
estimulación entre los dos aspectos de la adaptación al medio, la asimilación y
acomodación. Cuando un niño nace, dispone de una capacidad de desarrollo de
potencial intelectual. El hecho de que pueda llegar más o menos lejos va a
depender básicamente del esfuerzo que él haga, pero este esfuerzo va a estar
condicionado por los estímulos que les ofrezca su entorno. La rapidez del
avance, a través de los períodos de desarrollo de la inteligencia, está
influida por el entorno sociocultural, aun cuando el orden de los estadios o
fases permanezca inalterado. La mejor ayuda al desarrollo del niño es un medio
ambiente que le estimule, que le resulte atractivo y gratificante.
Para Henri Wallon (1879-1962), psicólogo
neoconductista y afamado neurólogo, la evolución es un proceso más discontinuo,
con crisis y saltos apreciables, tiene un enfoque más pluridimensional. En la
mayoría de los casos, la pintura puede tener un efecto preventivo, ya que por
medio de ella los niños aumentan la conciencia de sí mismos y pueden superar
las crisis de su desarrollo con mucha más facilidad.
Para Erik Erikson (1902-1994), psicoanalista norteamericano,
el desarrollo se basa en los aspectos psicosociales del proceso evolutivo
humano, la vida gira en torno a la persona y el medio. Cada etapa es avance o
regresión de otras etapas.
Cuando hablamos de inteligencia hablamos también de
creatividad infantil; en la escuela habrá que tener en cuenta que ésta se
manifiesta y fomenta por medio de actividades expresivas, básicamente a través
de la expresión dinámica (actividades lúdicas, el juego) y la expresión
plástica (dibujo, pintura).
Sin descuidar la primera vamos a centrarnos en la segunda de
las acepciones, introduciendo los mandalas como instrumento educativo para
fomentar y desarrollar la creatividad en la escuela mediante el dibujo y la
pintura, con un triple objetivo: Desarrollar los sentidos y la capacidad de
percepción; fomentar la iniciativa personal, y estimular la imaginación
favoreciendo la libre expresión.
Objetivos por ámbitos
En el ámbito cognoscitivo: Desarrollar la fluidez, flexibilidad y
originalidad en las ideas del niño.
En el ámbito afectivo y social: Desarrollar actitudes creativas
frente a distintas situaciones que se le presenten.
En el ámbito psicomotor: Favorecer que el niño se exprese de forma
creativa con el uso de distintas técnicas plásticas.
Vamos a centrarnos en aquellos aspectos de desarrollo que más
nos interesan para introducir el tema de los mandalas a nivel
psicopedagógico y didáctico. No importa el enfoque psicoevolutivo que sigamos,
todos ello coinciden en que el éxito de la educación se logra cuando los niños
se encuentran capacitados para enfocar la vida por sí mismos.
Ya desde el primer ciclo de Primaria comienzan a mostrarse la
adquisición y desarrollo de algunas destrezas en el niño. Las habilidades
psicomotoras van aumentando hasta fines de la adolescencia (utilizar lápiz,
escribir en pizarra, pintar dibujos, hacer dibujos, emplear instrumentos,
juegos y deportes, bailes…). Además “el desarrollo de la creatividad debe de ir
parejo al de la inteligencia” (Guilford, 1950). Se han podido establecer altas
correlaciones entre creatividad e inteligencia. La educación ha de contribuir
al desarrollo de la creatividad a través del lenguaje, el juego y la libre
expresión creativa de los trabajos escolares para el desarrollo cognitivo y
social más pleno.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, la
introducción de los mandalas en la Escuela deberá hacerse no sólo desde el área
de Educación Plástica, sino como forma de expresión entroncada en todo el
Currículo oficial de la Educación Primaria.
Los mandalas ayudarán a la formación de la inteligencia, del
razonamiento, del control y dominio del cuerpo, todo ello desde un prisma de
predominio del pensamiento divergente o creativo.
1. Mandalas infantiles como estímulo al aprendizaje.
Todo es posible si el niño tiene estímulos. O. K. Moore ha
demostrado que cualquier niño es capaz de alcanzar un nivel de rendimiento
notable que sólo es posible si al niño se le confronta con los estímulos
necesarios. Los MANDALAS suponen un estímulo motivador para cualquier
aprendizaje de las distintas áreas del Currículo de Educación Primaria.
2. Mandalas infantiles como medio de expresión.
A través del dibujo, del color, el niño se expresa.
Expresa su mundo interior, pensamientos, ideas, estados de ánimo y relaciones
con el mundo de un modo cada vez más complejo, desde los primeros garabatos a
las creaciones artísticas más abstractas y elaboradas desarrollando con ello su
psicomotricidad. Algunos autores actuales como Stern, Lowenfeld o Arheim han
estudiado las formas de expresión del niño a través de la Expresión Plástica,
afirmando su estrecha relación con el desarrollo integral del niño.
3. Mandalas infantiles como medio de comunicación.
El niño utiliza los recursos de la Expresión Plástica para
desarrollar procesos de comunicación, tanto más ricos cuanto más lo sea el
medio y los recursos que le estimulen y le orienten. A través de formas y
colores utilizados con una u otra intención el niño busca comunicarse con los
demás, comunicar su interpretación de la realidad, proyectar sus impresiones. A
través de las imágenes de sus dibujos, de las producciones de sus pinturas, el
niño intenta comunicar a sus interlocutores la realidad de un mundo interno que
necesita compartir con los demás.
4. Mandalas infantiles como medio de producción.
Desde los garabatos, los remolinos, esferas a las
producciones de mandalas más elaboradas, el niño va evolucionando en su
creatividad productiva y habilidad psicomotriz.
En un análisis de la producción gráfica, Arnheim observa que
los ángulos sustituyen a curvas, la continuidad a la discontinuidad, comenzando
por el uso de figuras esféricas para pasar después a trazos rectos.
La producción plástica deberá ser tenida en cuenta como una
faceta importante del desarrollo integral del niño en todas las edades.
5. Mandalas infantiles como técnica de relajación.
Un adulto ante un problema puede verbalizarlo expresando así
sus sentimientos. Un niño se relajará utilizando un tipo de expresión no
verbal ya que no saben expresar con palabras sus sentimientos, puede entonces usar
otro medio que no sean las palabras.
La actividad creativa de los mandalas en estos de niños
tensos, introvertidos y con tendencia al aislamiento es muy útil.
Tradicionalmente la educación es analítica, todo tiene una
relación de causa a efecto, los procesos siguen una lógica definida. Con ello
se trabaja casi en exclusiva el hemisferio cerebral izquierdo que procesa la
información verbal, que codifica y decodifica el habla.
Se ha dado muy poca importancia al hemisferio cerebral
derecho que se dedica a la síntesis, combina las partes para formar un todo. La
expresión en este hemisferio no es verbal, es por imágenes. Actualmente se
dedica más tiempo a la expresión plástica, a la creatividad y a la expresión
artística .Trabajar la educación artística de forma sistemática es abrir al
niño a un mundo en que la fantasía y la percepción multisensorial serán
para él nuevas posibilidades de enriquecimiento y de expresión.
Aprender a percibir la belleza es fundamental ya que estimula
el desarrollo integral de las capacidades humanas, que muchas veces quedan
limitadas a lo estrictamente analítico.
Las técnicas de relajación son un medio indispensable de
educación que lleva progresivamente al dominio de los movimientos y, como
consecuencia, a la disponibilidad del ser entero.
6. Mandalas infantiles como medio de superación de
situaciones emocionales negativas (fobias, ansiedad, temores nocturnos, acosos
escolares, experiencias traumáticas).
Mientras se pinta en el subconsciente desaparecen los
problemas porque nos encontramos en un estado de total relajación y
concentración. Las respuestas de reacción a estados emocionales negativos van
desapareciendo y poco a poco se transforman. Para el niño pintar o crear
mandalas puede ser un medio de autoterapia.
Por todo lo anteriormente expuesto, como docentes
consideramos que no se debe desdeñar la importancia de los mandalas como un
instrumento educativo más de importante valor psicopedagógico. Recomendamos la
práctica en las escuelas, a todos los niveles y desde todas las áreas; en un
mundo como el nuestro cada vez más carente de valores no está de más ayudar a
que nuestros alumnos descubran su mundo interior y canalicen de forma positiva
sus energías.
Algunos modelos de mandalas sencillos:
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